sábado, septiembre 19

Entre tu y yo

-Por qué las mejores palabras de amor,
están entre dos gentes que no se dicen nada-

Jaime Sabines, Espero Curarme de Tí

Entre tu y yo, todo esta dicho, un "Te Amo" sobraría, cuando conocemos que tenemos la eternidad por delante para amar, no tiene caso pronunciar lo indispensable que eres en mi vida, ni la necesidad que tengo de ti, sobra, es redundante, "pleonasmico".

Entre tu y yo, pueden haber muchos cuerpos de por medio, novias y novios oficiales, se puede poner de por medio lo que sea, amores prohibidos, o romances secretos, pero siempre estarán nuestra sombra, recordando lo feliz que somos los instantes que nos regalamos.

Entre tu y yo, si pronunciamos veinte palabras, en veinticinco discutimos, pero en treinta nos amamos, las caricias las hemos cambiado por sonrisas, y la necesidad de un beso, bastan con tus ojitos brillando.

Entre tu y yo, las razones por las que te amaba, se han terminado, y hoy tengo otras tantas mejores, maduras y excelentes para lo que hoy tenemos, y aunque se que algún día no serán suficientes, habremos creado otras razones, excusas justas para no soltarte de la mano nunca.

Entre tú y yo, es cierto, no hemos aprendido a estar juntos, pero no sabemos vivir lejos del otro.

Entre tú y yo, todo seria perfecto, si fuéramos más honestos y menos temerosos.


P.s. Este año mi obsequio fue dejarte ganar, cuando lo necesitaras, hacer eso que me enamora de tí,
creer en mi cuando nadie mas lo haga, el año pasado te regale este blog,
solo que olvide intencionalmente entregártelo,
Feliz Aniversario.

martes, septiembre 15

Feliz Año

Un año no es nada, pero es necesario pasar por él para poder cumplir cien; en un año, se puede ver 365 veces la serie 24, despertar otras tantas a tu lado (o sin ti), se puede hacer caso a Sabines y reunir 52 veces todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra, y se les puede prender fuego.

O se puede hacer un intento de blog como este.

Lo bueno de comenzar proyectos sin expectativa alguna, es que jamás sales desilusionado, y así sucedió aquí, con el buen sabor de dedos que me deja el escribir, con las inconsistencias de mi personalidad, que puede durar meses sin pasar por aquí y otras en las que lo cuida como un recién nacido. Sin nada que aparentar, con la tranquilidad que le da a cualquiera tener un Alther ego (no entiendo de qué se quejan Peter y Clark).


Al principio necesitaba de emociones para escribir, placebos, musas, algo por qué derramar letras, no me era fácil sentarme frente al teclado sin nada que me provocara, aunque casi nunca escribí lo que me sucedió, utilizaba el sentimiento como combustible para crear escenarios imaginarios, pocos escritos relatan alguna vivencia personal, solo aquellos en los que sabía que era preciso escribir antes de matar, aunque al final resultara más hiriente.

Pero casi todo es ajeno a mí, ideas que las voces de mi cabeza creían reales (Sí, ellas si lo son) otras ideas son el resultado de desamores que me toco oír, que me toco sanar.

Y en este presente en el que vivo, cuando los personajes cotidianos se van, cuando existen motivos para dejar de rezar, para dormir con la luz prendida y encerrarme en mí, cuando todos caminan y nadie se detiene a preguntar por qué hay sangre alrededor, hoy, seguiré escribiendo, solo por el aroma que se me queda en los dedos.

P.s. Hay mucho de mí contigo, cuídalo, cuídame pequeño blog. (Prometo atenderte más y dejarte musiquita para cuando te deje solo)

domingo, septiembre 13

Siempre lo he sabido

Siempre lo he sabido, desde el instante que te vi recargada en esa columna naranja, coqueteando, con esa necesidad que tienes por hacerlo, poniendo tu mano en su hombro mientras reías de algo que tengo la certeza que no era gracioso, ahí, cuando te oí hacer alarde de lo bello de tus ojos (Si, lo son, pero no tienes por que gritarlo) desde ese momento, lo supe.

Todas las risas compartidas, los intentos fallidos por tratar de estudiar, te convertían en una grata compañía, pero solo eso, no existía mayor interés en nuestras vidas, me eras ajena, tu y los personajes de tu vida, eran tan desconocidos para mi, que cada día eras mas interesante, pensaba, y repensaba en que habría detrás de esas sonrisas que explotaban con un eco de dolor, ¿quien había sido capaz de dañarte?, a ti, llena de cualidades, y de miedos, ¿Quien?.

Era un día nublado, no es que lo recuerde, pero todos los días importantes de mi vida son así, con nubes como barrera para que nadie sea testigo de que me sucede, y ahí, junto a la columna naranja, está esa banca, donde un día, tu eterno apetito nos hizo sentarnos, mientras algo comías, te vi a los ojos, y supe que ese era el instante donde conocería tus secretos, donde al fin le pondría nombre a aquel que se fue.

Cinco letras, solo cinco letras tenía ese nombre, lo recuerdo, por que tu historia sonaba tan parecida a la mía, por que a nosotros, que no se nos da eso de la disciplina y la constancia, tenemos la ganas de la eternidad en nuestras historias.

Entonces, te vi llorar por primera vez, confirme lo que siempre intuí, detrás de ese maquillaje habían lagrimas injustas, debajo de tu labial, besos que no diste, cosas que omitiste decir cuando él aun estaba, cuando para él significaba lo mismo que para ti.

Guardamos nuestros secretos tan fielmente, que nos basta una mirada para saber que nos duele, tan fielmente, que son impronunciables, por que nos duelen, por que esos nombres de cinco o siete letras crean celos en el otro, ganas de matar, por lastimar a quien queremos, con quien compartimos nuestra banca.

Ahí, junto a la columna naranja, conocí tu historia, y aquí, aquí a veces la escribo, sin ninguna pretensión, a veces te hago la protagonista de mis cuentos, y te describo, como el ser fantástico que eres.

Sí, siempre lo he sabido, que entre tu y yo, la palabra amistad nos limita

domingo, septiembre 6

No estamos listos para amar

No estamos listos para amar.

Nadie lo está, y por esa razón todas las historias se desbaratan, se auto-destruyen ante nimiedades, ante cosas que los cuentos de hadas crearon predisposición en nosotros, y no son así, todo por nuestra disposición a aprender por imitación, las cosas sagradas no se aprenden en cabeza ajena.

Nos han hecho idealizar el amor, soñarlo, pensarlo y repensarlo, pero no nos enseñan a disculparlo, nadie ha mencionado que amar, tiene consecuencias, y una de esas es que a veces duele.

El amor es perfecto, pero su ejecución, es humana, tan imperfecta como la Fe.

Y no se trata de algo justo, se trata de algo valido, cuando andan por el mundo diciendo "ya no te quiero", cuando renunciamos a algo que nos supera por temor, o cuando dañamos de manera consciente y con alevosía, entonces sabemos que no estamos listos para amar.

P.s. Tenías razón, estamos envenenados por los cuentos de hadas.
P.s.2 Chinga tu madre Disney®

viernes, septiembre 4

Fin de Temporada

La formula de todo Sitcom (en México lo más cercano son nuestras no valoradas telenovelas) es muy simple, dejar cosas inconclusas al final de cada temporada, se diseñan “escenarios distintos” a los habituales, y luego todo seguidor comenzara a suponer, a intentar adivinar que pasara, y así nos enganchamos al siguiente capítulo, del cual lo único que sabemos, es que nada volverá a ser igual.

Pero en nuestra historia, los finales de temporada son otros, eso de “escenarios distintos” no es del total agrado popular, algunos prefieren lo que hoy existe para ellos, les agrada la tranquilidad que da esa mano entre la suya, o el salario inefable los días 15 y 30. Dos cápsulas de certeza siempre serán buen somnífero.

Mientras otros más osados, aman los finales de temporada en su vida, su chamarra es su almohada y pueden dormir donde sea, siempre aventureros, prefieren los besos robados a los besos de buenas noches.

Pero, también existen “ellos”, que su capítulo favorito, ya pasó, ese capítulo donde callaron algo (lo que sea, desde algún cliché hasta una protesta), donde no hicieron algo (lo que sea también, un alto, un libro, un bebe) “ellos” que reviven a cada instante ese final de temporada que entro limpio como una estocada, y corto de tajo lo que hoy añoran.

Tal vez nos cueste algunas cicatrices, pero terminaremos por aprender. Las cosas que más duelen en la vida, no son aquellas que hacemos, si no las que dejamos de hacer.

El hubiera si existe, se llama pecado de omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi grande culpa…

(Golpes en el pecho para liberar las palabras que se quedaron atoradas, y no salieron en el tiempo justo)