lunes, noviembre 23

Donde vives

El lugar donde vives no es aquella calle con numero 512 donde te deje la otra noche, ni siquiera entre esa oficina que te captura la mitad del día a cambio de café y donas. Tampoco vives en un cuento de hadas, monótono y simple, exacto para tu belleza, pero pobre para tus capacidades. No, ese lugar no es para ti.

Tu vives mejor en mi cabecita que te piensa y te extraña, que cuando esta aburrida te reconstruye solo para platicar contigo, para imaginar que el día es mejor a tu lado.

No vives en ese cuarto junto a tu familia deseada, si no en mis desvelos, en cada una de las ojeras y de las interminables platicas, cuando me dices lo que hiciste y yo te platico el fracaso de lo que no supe decir.

Miento si digo que eres la niña de mis ojos, por qué en realidad habitas en los parpados, que cuando los cierro te encuentro ahí , sacándo la lengua, sonriendo como quien no tiene otra preocupación que hacerme reír.

Tienes muchos escondites en mi vida, a veces el azúcar de mi café y el tiramisú, otras veces en el "Buenos días" del celular, o en medio de todo lo que me frustra, oyéndome silente mientras la rabia hace su trabajo, en el instante antes de que digas -Aquí estoy -.

Ayer te encontré en mis sueños, siendo como ninguno de los dos imaginamos que sería, (perdona si esta parte me la guardo, pero sí lo digo me daré cuenta que solo lo soñé), y ahí, en lo desconocido, estabas tú, y el "tú" en mi historia, es garantía de que no hay que tener miedo.

Vives aquí, conmigo, por cliché que se oiga esa frase, aquí estas en mi vida , y ninguno lo habíamos percibido, sin pagar renta y robándome sonrisas por oficio.... Bienvenida, y disculpa el tiradero.

martes, noviembre 10

Mutilado diría yo

Hace ya semanas de que nos fuimos, de que no fuimos.

No se si tu cabecita le ha dedicado algunos minutos a lo que nos sucedió, si lo has pensado en los instantes que tu rutina nos regalaba para que pensaras en mí, pero de este lado, yo he llegado a la conclusión de que no quiero saber los detalles de que nos pasó, cúando nos perdimos, todas esas cosas se pueden suprimir si a final de cuentas no estarás, encontrar un culpable no llenara los días sin canciones, ni cerrara esta herida que duele como si fueran dos (espero que sean dos, la tuya y la mía).

No me gusta pensarte, aun dueles, la poca lógica de lo que nos pasó, me tiene mal. Ausente dicen los que me rodean. Mutilado diría yo.

El problema es que te extrañaba aun cuando estabas conmigo, te sentía ajena a mí. Mis bromas no provocaban tu risa, y mis problemas solo encontraron en ti indiferencia. De lo que teniamos solo nos quedaba la presencia, más por rutina que por deseo, y entonces buscamos el pretexto mas burdo para hacernos desconocidos, encontramos alguna mala excusa y pusimos silencio entre tu y yo.

Y fue como todas las cosas de mi vida, de hidalgo, de un chingadazo seco que no dejo tiempo alguno para pensar que pasó, de esas situaciones que no nos duelen en el momento, como cuando eres golpeado y no lo sabes, si no días después, cuando somos concientes de todo lo sucedido... de todo lo perdido.

Así te alejaste, sin siquiera hacerme merecedor de un adiós, sin el derecho a replica, con el "¿porque?" atorado en la puritita manzana de adán, sin ganas de llorarlo ni de pensarlo, con el sabor en la boca de todo lo que no dije.

Hace ya semanas que nos fuimos, que no fuimos todo lo que habíamos prometido.

P.s. Te Amo

viernes, noviembre 6

Cazador de nubes. 1/2

Él tenía veintitantos años, - aunque había vivido mucho más- el día que decidió morir. Pero supo que así sería desde los quince años.

Hacía años que había tenido entre sus manos algún mal libro, del cual no recordaría muchas cosas, solo el hecho de que el protagonista moría al final como recurso del autor para componer una historia que se le había escapado de los dedos, y fue entonces que él descubriría dos cosas. Jamás volvería a leer dicho autor, y la segunda, la vida le permitiría tomar cualquier decisión, exceptuando una, el final de esta, es por eso que decidio el suicidio como muerte; así ante lo inevitable él elegiría cuando encontrarse con la muerte y no al revés, (cuestión de semántica, por qué a mi me suena a lo mismo).

Sentía que al saberse dueño de su propio final, no habría muchas cosas que le presionaran en la vida, si no estudiaba una carrera o estudiaba la incorrecta, si de pronto contraía alguna enfermedad irreversible o la gente se hacia un mal juicio de él, todo eso no tendría ningún significado el día de su partida, ese pensamiento le facilitaba llevar una vida placentera y onírica, basada en la premisa de hacer solo aquellas cosas que realmente le nacieran.

Cuando su rededor insistía con la pregunta de que haría de su vida, él respondía que quería ser cazador de nubes, que se acostaría entre Stratus y Cúmulos, o a veces pelearía con las aves de la troposfera, y otros tantos solamente se dejaría caer, la gente daba por entendido que la respuesta era entupida, pero no se enteraban que el cliché del sentido de la vida era más estupido que el deseo de cazar nubes.

Y así fueron pasando los años, ninguna razón que quitara el sueño, nada que perturbara mas allá de lo políticamente correcto. En él, el tiempo fue pasando con una única preocupación, no debía atarse a nada ni a nadie, no podía, en lo absoluto. Tenia que pretender un pavor al compromiso, una insensibilidad que lo hacia médicamente incapaz de querer a alguien más, todo ese tipo de artilugios para defender su tan ansiada causa, un suicidio digno y limpio a los veintitantos años.

Pero como cualquier persona que conozca a un cazador de nubes sabe, enamorarse es requisito indispensable para ellos.

miércoles, noviembre 4

Carta Suicida

Antes de morir, (o matar, lo que suceda primero), Debo aclarar...


No es que exista razón para irse...

Es el hecho de que

No existe alguna para quedarse.




P.s. Disculpen el batidero, me gustaría poder limpiar,
pero creo que no tendré cabeza para eso
(simplemente no tendré cabeza)