miércoles, abril 28

El oficio de pensarte

No se requiere profesar un credo para saber que donde estoy parado es el mismísimo infierno.

Nunca creí que mis demonios pudieran derrotarme tan brutalmente, no sabes lo que fue aquel instante en el que desee con todas mis fuerzas que mi valentía fuera franqueable, buscando sacar fuerza de un cuerpo que ha venido a menos, encontrar la Fe desde un sitio en donde es ilusorio creer.

Y toda esta catástrofe inicio con un simple acto del cual no medí consecuencias: Volver a pensarte.

Se me ocurrió la pésima idea de recordarte, un segundo. Un segundo dentro de los miles que consumo sin ti, tan fugaz como una estrella que deja de brillar, un segundo que me permití extrañarte, justo antes de comenzar a soñar con la pequeña (pero existente) posibilidad que aun estuvieras en esa acera en la que mi inmadurez te dejo llorando, esperando al hombre que hoy soy.

Entreabrir este amor por ti, volver a conjugar un “nosotros” le da en la madre hasta el mejor de los olvidadizos, devuelve condensado en un sólo suspiro todo el aire que me ha venido asfixiando sin tu aroma. Te pensé a raudales, en cantidades industriales y ni siquiera por eso encontré compasión, la añoranza no minimiza el dolor, no otorga precio de mayoreo.

Entonces decidí consumir lo que queda de ti, de hidalgo, en una sóla dosis (que me habría sido menos dolorosa con tequila, dañando el hígado para curarme el corazón), ser frontal ante lo que significas para mí, y dejar de negar que te extrañe. Te encontré en el café de la mañana, en la sonrisa coqueta de la estudiante que esperaba el camión, fui perdiéndome entre realidad y el deseo, entre la línea del desearte y el necesitarte, y al momento de cruzar esa línea, la gente comenzó a preguntarme que sí me sucedía algo, yo solo atine a decir tu nombre.

Tú eres lo que habitualmente me sucede. Por lo que ahora además de trabajar y estudiar, tengo el oficio de pensarte.

P.s.1 Ya estoy dado de altaen el seguro social, y requiero pocas prestaciones.
P.s.2 Por el sueldo no te preocupes, yo me cobro.

domingo, abril 25

Lo que ya no fuimos

¿Cómo logras dormir después de haber traicionado?

Ante los demás has logrado fingir, y para los que te rodean en tus actos existe bondad, ganas de hacer el bien, a veces torpe, a veces certero, pero siguen confiando en ti.

La gente en tu rededor va y viene, y sus opiniones junto con ellos. Algunos te tratan con desdén, otros por miedo se han ido alejando, pero en ti, existe la soberbia de que aun no logran entenderte, que después, revestido del éxito que crees tener por futuro, regresaran, pidiendo las disculpas que a ti se te han olvidado pedir hoy.

Todo esto es comprensible, cuando te has creado una burbuja de falsedades, cuando en tu pecho inflado no existe espacio más para otras personas, cuando la realidad en la que vives es tan desvirtuado, que justificas cada uno de tus actos, inculpándote con esa misma justificación innecesaria.

Pero en lo secreto, cuando sólo tienes por testigo el espejo, tú sabes que no es así, que en tus obras existe un doble fondo, que tus mentiras han logrado engañar a todos, a todos incluyéndote, que tú mismo eres víctima y victimario en tu juego mental.

La inercia te ha devorado, te ha alejado del sitio al que pertenecías, y te ha exiliado a un lugar donde estas solo, donde no habita nadie más que tú, Aquel que te creo, y el otro que te ha llenado de soberbia el corazón, de lujuria la entrepierna, de deseos de poder las entrañas.

Y es en este lugar de la historia donde ya no entiendo la trama.

En qué momento logras extraviarte, cuando tenías tan fija la meta, ¿cuándo viraste hacia otro lado y cambiaste de sueños?, ¿cómo logras vivir día con día si de lo que eras antes ya no te queda ni tú mismo?

¿Por qué decidiste traicionar nuestra promesa, de que más delante en el camino nos volveríamos a encontrar? ¿Por qué me dejaste varado aquí, esperando a alguien que ya no existe?

Tú eres ese alguien con el que después de compartir mis sueños, hoy sólo comparto lo que ya no fuimos.

¿Cómo logras dormir después de traicionar? ¿Cómo logras vivir después de traicionarte?

jueves, abril 15

Crónica de un nacimiento anunciado

Abril 14 9:21 am

El trino del gorrión fue distinto hoy, me conto de historias celestiales y de esperas que habían de terminar, de amores con aroma a bebe.

Me conto la noticia que circulaba en el paraíso, que Dios se desprendía de un pedazo de cielo, para ponerlo en el lugar exacto donde se necesitaba. Los ángeles presurosos daban los últimos detalles al papeleo que había tardado nueve largos meses. Mientras serafines recibían atentos una lección de cómo cuidar bebes por parte de la bisabuela, quien silbando había dormido a la pequeña para que descansara antes del gran viaje.

El Arcángel Gabriel, portador siempre de buenas noticias, ensayaba frente al espejo la voz del doctor, y repetía incesante su guion en esta historia –Felicidades, Es una preciosa niña.- En tanto los Querubines, los pequeños de la casa, empacaban ya los juguetes que la niña había dejado regados por doquier, guardaban las risas, la franqueza, la honestidad y todos los abrazos que siempre la acompañarían, y lo colocaban ordenadamente en el neceser hecho con polvo de estrellas.

Rafael no paraba de dar instrucciones precisas a los ángeles plomeros, explicándoles que hoy tendrían mucho trabajo, habría que reparar la infinidad de goteras de lágrimas en la familia, mientras los ángeles pintores hacían bocetos de las mejores sonrisas a dibujar hoy.

En tanto el Tío, con la sonrisa más grande jamás vista en el Reino de los Cielos, entregaba a la cigüeña su regalo más preciado, y al besarle la frente, juraba que siempre velaría sus sueños.

El ángel de la guarda de la pequeña, acercándose a Dios le pregunta:
-Padre, ¿por qué esa sonrisa tan grande?-
-Por que hoy regreso a la tierra la dicha que hace un año tome prestada-

Y una lagrima rodo de la mejilla de Dios.

Vamos Princesa, hoy es un buen día para nacer.

miércoles, abril 7

Acaso ocaso

Hasta el día más perfecto tiene un ocaso, termina, sin siquiera notar cuando la luz se metió, en que momento se nos terminaron los matices, y nos quedo la soledad de una luna.

No te vayas, aun no he terminado de amarte.

Atentamente

Mi "yo"que extraña extrañar tu "tú".