viernes, noviembre 6

Cazador de nubes. 1/2

Él tenía veintitantos años, - aunque había vivido mucho más- el día que decidió morir. Pero supo que así sería desde los quince años.

Hacía años que había tenido entre sus manos algún mal libro, del cual no recordaría muchas cosas, solo el hecho de que el protagonista moría al final como recurso del autor para componer una historia que se le había escapado de los dedos, y fue entonces que él descubriría dos cosas. Jamás volvería a leer dicho autor, y la segunda, la vida le permitiría tomar cualquier decisión, exceptuando una, el final de esta, es por eso que decidio el suicidio como muerte; así ante lo inevitable él elegiría cuando encontrarse con la muerte y no al revés, (cuestión de semántica, por qué a mi me suena a lo mismo).

Sentía que al saberse dueño de su propio final, no habría muchas cosas que le presionaran en la vida, si no estudiaba una carrera o estudiaba la incorrecta, si de pronto contraía alguna enfermedad irreversible o la gente se hacia un mal juicio de él, todo eso no tendría ningún significado el día de su partida, ese pensamiento le facilitaba llevar una vida placentera y onírica, basada en la premisa de hacer solo aquellas cosas que realmente le nacieran.

Cuando su rededor insistía con la pregunta de que haría de su vida, él respondía que quería ser cazador de nubes, que se acostaría entre Stratus y Cúmulos, o a veces pelearía con las aves de la troposfera, y otros tantos solamente se dejaría caer, la gente daba por entendido que la respuesta era entupida, pero no se enteraban que el cliché del sentido de la vida era más estupido que el deseo de cazar nubes.

Y así fueron pasando los años, ninguna razón que quitara el sueño, nada que perturbara mas allá de lo políticamente correcto. En él, el tiempo fue pasando con una única preocupación, no debía atarse a nada ni a nadie, no podía, en lo absoluto. Tenia que pretender un pavor al compromiso, una insensibilidad que lo hacia médicamente incapaz de querer a alguien más, todo ese tipo de artilugios para defender su tan ansiada causa, un suicidio digno y limpio a los veintitantos años.

Pero como cualquier persona que conozca a un cazador de nubes sabe, enamorarse es requisito indispensable para ellos.

3 comentarios:

Scarlett dijo...

Tan impecable como solo tu sabes escribir, transportas a los lectores a los sentimientos que escribes, soledad y sin animos de seguir fue lo que senti aqui. Profundo y excepcional, no puedo esperar a ver que pasa con esta personita de veintitantos...
Saludos mi amigo

Alegría Buendía dijo...

Los cazadores de nubes, no se enamoran más que de las formas efímeras que las nubes le dibujan , se enamoran del sentimiento que les causa pensar la fígura que a su mente les recuerda.

Lo mismo con las personas. Se enamoran de la superficie anhelando más que nada descubrir el trasfondo y una vez hecho esto se aburren y se van en busca de nuevos cielos.

Lo digo por que soy nube y me encantan los cazadores.... Aunque deba pedirle al viento que constantemente cambie mi perfil para no aburrir..

isis de la noche dijo...

QUÉ BUENO QUE HAYAS VUELTO..

yo siempre he pasado por aquí y ahora me alegra saber que encontraré tus letras que tanto he disfrutado..

un abrazo